Nueva York.-Cuando una sociedad permite que sus gobernantes hagan redadas contra los grupos más débiles y vulnerables para guardarlos “indefinidamente” en “Centros de Detenciones Familiares” (CDF), la cuestión continúa. Otros grupos, que hoy son indiferentes, correrán igual suerte.

Los Nazis primero recogieron negros, dementes, homosexuales, sindicalistas y otros grupos débiles, para guardarlos en “centros de re-ubicación”.

Después recogieron ministros de “religiones equivocadas” incluyeron a los rabinos, luego a todos los judíos. Los “centros de re-ubicación” evolucionaron en campos de concentración, siguió el holocausto, uno de peores horrores humanos documentados.

El miedo al crecimiento de la población, el poder económico y político de los judíos motive esa atrocidad. Ese miedo está documentado en Éxodo capítulo primero, versículos 9-10, un faraón se planteó los peligros del aumento poblacional judío. Luego adoptó políticas para contrarrestar lo que él percibía como una amenaza.

La certeza de que la población blanca se reduce y que los latinos, asiáticos y afroamericanos somos la mayoría guía la miedosa política migratoria estadounidense.

Es fácil ver al presidente Donald Trump, blanco, arrogante, grosero, como el “creador” de esa política, pero no es cierto. Barack Obama fundó los CDFs, y deportó a 3.0 millones de Latinos, destruyó 3.0 millones de familias Latinas.

Los CDFs de Obama evolucionaron en campos de concentración, ahí mueren muchos niños y mucha gente está confinada a celdas solitarias indefinidamente.

Obama, un supremacista blanco con piel oscura, Trump, un supremacista blanco de piel blanca, Hitler y el faraón, buscan exactamente lo mismo, controlar una población que puede superarlos y controlarlos. En nuestro caso, quieren controlar la población Latina, con esa política esperan mantener la “supremacía blanca”.

Los judíos huyeron de Egipto a su “tierra prometida”, nosotros ya huimos de nuestro Egipto, ésta es nuestra “tierra prometida”, aquí nos quedaremos y echaremos el pleito.