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Fuente: alertageo.org

Una combinación mortal de sequía, conflicto e inseguridad ha obligado a casi 250.000 personas a abandonar sus hogares en Somalia en lo que va de año.

El Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) advierte que es probable que el número de refugiados aumente en los próximos meses si la ayuda humanitaria sigue estando infrafinanciada. «Miles de somalíes están atrapados en un círculo vicioso de conflicto, inseguridad y sequía que está llevando a las familias al límite. Algunos se ven obligados a huir de sus hogares debido al conflicto, mientras que otros emigran a campamentos superpoblados en las ciudades en busca de alimentos y agua debido a la sequía», dice Víctor Moses, Director de la NRC en Somalia.

Alrededor de 248.000 personas han sido desplazadas entre enero y agosto de este año debido en gran medida a la sequía y al conflicto, según el ACNUR y la Red de Protección, Retorno y Monitoreo (PRMN), dirigida por el NRC.

De esas 100.000 personas, 100.000 fueron desplazadas por la sequía en 2019.

«Nuestro sustento depende del ganado. La larga sequía provocó una falta de agua y de pastos, y tuvimos que mudarnos aquí», dice Roda Muse (36). La madre pastora se vio obligada a trasladarse con su familia a Sanaag en busca de agua y alimentos para sobrevivir.

Además de la sequía y los desplazamientos provocados por el conflicto, los desalojos, a veces forzosos y sin previo aviso, también siguieron aumentando, y se calcula que 134.000 personas desplazadas resultaron afectadas en el primer semestre del año. Sólo en Mogadiscio se desalojó a unas 108.000 personas.

El llamamiento de ayuda humanitaria de las Naciones Unidas para Somalia de este año ha solicitado 1.080 millones de dólares para programas humanitarios en 2019, lo que supone una de las mayores crisis del mundo. A pesar de la creciente situación de emergencia, en lo que va de año sólo se ha financiado el 47% del llamamiento. El NRC insta a los donantes y a los gobiernos a aumentar la ayuda de emergencia para la crisis de Somalia, advirtiendo que una situación humanitaria ya de por sí desastrosa podría deteriorarse aún más.

«La crisis de Somalia es una tormenta perfecta de factores naturales y provocados por el hombre y está empeorando rápidamente. Esta interminable avalancha de problemas no es sólo un ataque a la dignidad de las personas en Somalia, sino un ataque directo a su capacidad de supervivencia. Tienen derecho a la supervivencia y a la dignidad, y nos corresponde a todos nosotros garantizarlo», dijo Moisés.