En el día de hoy se me ha ocurrido hacerme la pregunta, de qué sucedería si se compartiera la riqueza que hay en el mundo, ¿cómo serían las cosas, si las realidades básicas estuvieran resueltas para todas las personas? Quizás el mundo fuera más humano. Quizás fuera más equitativo. O quién sabe, si todo marchara de forma diferente, pues habría más empatía, más justicia, más integridad y más conciencia de otredad.

Y al hablar de riqueza, no podemos pensar que nos estamos refiriendo a la única fuente de riqueza a la que estamos acostumbrados en pensar, la riqueza económica, y en cierto modo es así; pues la realidad que nos ha tocado vivir en este tiempo de crisis global, ha evidenciado la pobreza inmensa en la que están sumergidos millones de seres humanos en el mundo, y, por otro lado, el grupo pequeño de personas que alrededor del mundo tienen una gran riqueza económica, por ejemplo, los medios de comunicación nos revelen el hombre y la mujer, más rico del mundo. Es decir, que el desequilibrio es inmenso, pues ocupan un número muy pequeños de personas.

Y aun con realidad en la que seguimos sumergidos, se visualizan los apegos a los montones de riqueza con la que cuentan, mientras hay millones de personas que no tienen nada, y la pregunta es: ¿Algo se ha movido al interior del ser humano? ¿El servicio y deseo de equidad habrá calado en el corazón de quienes más riquezas han acumulado? ¿Será un buen tiempo para buscar maneras más justas y equitativas para que todos podamos vivir?

¿Qué tipos de riqueza se pueden distribuir en el mundo?

La riqueza económica es la que rápidamente motoriza al mundo, y es por la que mucha gente pierde hasta la propia vida. Sin embargo, hay otras riquezas que se pueden compartir, junto a las riquezas económicas.

Permitir que cada ser humano pueda hacer uso de sus derechos básicos, es una riqueza, el permitir que la educación llegue a todas las personas sin distinción, es una riqueza, que cada persona pueda alimentarse y vivir en una casa digna, es una riqueza, que familias e individuo tengan acceso al descanso y distención, es una riqueza.

En fin, son riquezas también, un ambiente saludable, libre de violencia, de tóxicos y basuras, un ambiente cuidado y protegido, es riqueza y derecho, la oportunidad de la convivencia humana libre de exclusión y opresión, es una riqueza y es un derecho. Como vemos, las riquezas son abundantes, la manifestación de ella está muy vinculada a los derechos; pues no es verdad que la riqueza es solo para unos pocos, eso no es sostenible, ni justo, ni humano. ¿Cómo sería el mundo con mayor equidad?

Pienso que cuando surgió la creación de esto que llamamos mundo, durante millones de años, unos grupos más “fuertes” fueron posicionándose sobre otros más “frágiles”, y así lo relata la historia. No obstante, eso no significa, que sea lo que tenga que permanecer en el transcurso de los millones de años que siga viviendo la humanidad.

En una sociedad con mejores niveles de equidad, habría menos quiebre humano en el mundo, todos y todas pueden sentir que pertenecen con los mismos derechos y los mismos deberes, dependiendo de su ciclo de vida. Y estoy segura, que la vida fuese más llevadera en este planeta, la injusticia fuera un cuento, los abusos serían una película de mal gusto, y la agresión pudiera ser un cuento de historia pasada y nada más.

Por tanto, el mundo puede ser un mejor lugar, donde cada ser, se sienta que pertenecer, sienta que es parte, sin amenazas, sin carencias, sin abusos, y por ello, puede cumplir su misión en esta tierra.

¿Y después que todo pase, será que las riquezas se podrán compartir mejor?

Sueño que sí, que luego de la realidad global que nos ha tocado vivir en este año 2020, las cosas serán diferentes, y cada persona hará la conciencia de saber es parte y por tanto, pertenece con igual derecho.

Entonces, la alegría estaría más presente, la responsabilidad, el cuidado y la esperanza estarían tan vinculados, que todos y todas la hicieran parte de sí.