Por Sergio Forcadell

En nuestra sociedad donde el hecho de poseer es más importante que el hecho ser algo o alguien, y sobre todo si va acompañado de las palabras mucho o todo, los llamados valores humanos no sólo se han invertido sino que además se han retorcido de tal manera que el verbo ¨ tener ¨ ha subido a los primeros lugares en el ranking de las ambiciones nacionales. Es por ello que en base a este infinitivo, tener, deberíamos hacer una recomposición de los grupos sociales que habitamos y convivimos como podemos en las tres cuartas partes este de la isla, y para mayor comprensión, tomaremos como referencia las antiguas tribus norteamericanas, que tanto veíamos en las películas del oeste.

Así las cosas, estarían en primer lugar los Todotengo una clase de indios bien reducida pero muy poderosa que constituye menos del 1% de la población, y quienes tienen el asador por mango. Se les distingue porque visten lujosas pieles de bisonte y castor, exhiben en la cabeza tocados con plumas de aves exóticas, collares y brazaletes de huesos y marfil pulimentados, viven en grandes y cómodas tiendas de piel, poseen poderosos fusiles comprados al hombre blanco en transacciones comerciales.
Tienen los mejores puestos de caza y montan cabalgaduras de pura raza a gran velocidad por bosques y senderos. Asimismo, los viejos y más sabios forman el consejo de ancianos que toman decisiones importantes, fuman entre ellos la pipa de la paz, se reparten las mejores presas capturadas y proclaman cuando deben enterrar o desenterrar el hacha de guerra.

El segundo grupo son los Algotengo, es colectivo formado por el 30 % de la población tribal. Poseen ciertas comodidades que logran obtener con bastantes sacrificios. Para sobrevivir tienen que recurrir a dos o tres modalidades de caza a la vez, casi siempre de presas menores, para lo cual que utilizan flechas y hachas ya que no tienen los medios necesarios para comprar armas de fuego. Con frecuencia cazan o y recolectan frutos menores y hacen servicios para el grupo superior.
Desean con toda ansiedad es pertenecer al grupo superior, haciendo arriesgadas incursiones guerreras para lograrlo. Viven en tiendas mucho más modestas, visten pieles de animales de menor categoría, montan cabalgaduras corrientes. En los consejos de ancianos algunas veces son oídos, aunque raras veces escuchados, también. son los que más contribuyen con aportaciones forzadas en carne, pescado y pieles para alimentar a las clases altas y bajas de la tribu y son también quienes peor salen librados de las crisis que de tanto en tanto, suelen padecer.

En tercer lugar y ocupando una mayoría de la población de un 70% se sitúan los Nadatengo, indios más desafortunados que sobreviven como pueden, cazando algún pajarillo por aquí y algún roedor por allá pues sus arcos son flojos y de muy corto o ningún alcance. Suelen desplazarse caminando en ocasiones en cabalgaduras colectivas o de poca alzada y patas débiles, sus viviendas son pequeñas, maltrechas y situadas en los peores emplazamientos de las aldeas, es frecuente verlos deambular ofreciendo sus servicios tanto a los Todotengo como a los Algotengo, bailan con frecuencia a la luz de las hogueras bebiendo grandes cantidades de agua de fuego, y a pesar de sus pesares y de su futuro incierto muestran una alegría y un pesimismo tan optimista, que es sencillamente inexplicable.

Por cierto, ¿ a qué grupo de indios pertenece usted?