Por Dr. Adolfo Suarez 

Era un día gris aquel, uno de esos en que el cielo parece entristecido y la lluvia se niega a ser parida desde las nubes por miedo a caer sobre una tierra que por la maldad de los humanos se ha vuelto estéril y maldita. Galeno labrador iluminado por las sabias palabras de esperanza se recostó una vez más bajo el fértil árbol de la imaginación, recién sumergiéndose bajo las hondas luminosas del ensueño cuando apareció ante él una criatura informe y robusta, tenía un rostro difuso que a momentos tomaba diferentes facciones cambiando de tez a velocidades prácticamente indeterminables para el ojo humano, pero suficientemente claras para que quien le mirase aunque fuese a tan rápida velocidad pudiese ver en fracciones de millonésimas de segundos su propia imagen en esa informe figura.

– ¿Quién eres? Pregunto Galeno Labrador, y la criatura contestó:  ¡El hambre! No me puedes reconocer porque me imaginas flaca y destemplada, tal vez un esqueleto descarnado con una calavera de cuencas oculares vacías apenas fuerte para mantenerme en pies. Esa es la imagen que poetas y filósofos, artistas y pensadores han vendido a la humanidad, y tienen razón pues es la imagen que adquiere todo ser viviente a quien golpeo inmisericordemente. Sin embargo no soy así como me describen o me pintan, soy cual tú me ves, robusta e informe, sin rostro o tez definida. Soy robusta porque me alimento de la desgracia, la injusticia, el odio, la indiferencia, y sobre todo de la holgazanería y la falta de diligencia de quienes sufren mis estragos. No tengo forma porque sencillamente adopto la forma que quiero y me retrato por igual en un viejo, un niño, un perro, una nación, tomando y destruyendo a todo hombre o ser, sin importar la raza o el color de su piel. Si caminas una gran ciudad o capital de cualquier país notaras gente hambrienta de todas las etnias y de todas las edades. Un perro callejero tiene muchas veces en su genética genes de las más prestigiosas razas de canes de la tierra, pero tu como la mayoría solo ves un perro hambriento, realengo que hurga en los zafacones  y basureros buscando algún resto de alimento para mitigarme un poco. Sé que habrás visto vagabundos y desposeídos humanos también rebuscar en los zafacones de las tiendas de comida rápida en las ciudades donde no existen perros realengos hacer el mismo que estos. Como ves no existe diferencia entre el perro y el hombre cuando me anido en sus estómagos, no es extraño que junto a los méndigos habiten los perros en una simbiosis de subsistencia compartiendo un bocado, el calor de una improvisada fogata y toda la desesperanza y el abandono de la humanidad. Muchos me confunden con la Miseria mi hermana, somos parecidas pero no iguales, con ella tendrás oportunidad de hablar en cuanto termines conmigo. Soy hija de la injusticia y la desidia, también llamada vagancia, indiligencia y apatía. Pues aunque es cierto que la maldad y la injusticia de los poderosos me siembran en los pobres, son ellos que se conforman a vivir de las migajas y sustentan con su indiferencia el poder que los margina, es incomprensible como un grupo humano se deja dominar por una minoría y se deja mansamente mantener en un estado tan grande de miseria, la explicación está en la educación, esa educación enajenante apadrinada por las erróneas interpretaciones y dogmas de las religiones que predican el conformismo y la sumisión como parte del servicio a Dios. Malintencionadas interpretaciones a parábolas bíblicas como las del Rico y Lázaro, enseñan al hambriento a conformarse con su caótico estado con la esperanza que cuando muera ira a un paraíso lleno de abundante y rica comida, y lo que es peor siembran en el creyente un odio aberrante en contra de los ricos y las riquezas, presentando a esta última como una maldición que al final solo traerá un eterno tormento en un lugar inexistente llamado infierno.  Ciertamente a la mayoría de la gente adinerada la llena el egoísmo y la in saciedad que es una manifestación un poco más enfermiza de mí, pero existen ricos muy nobles llenos de conmiseración para con los más desposeídos, son los menos pero existen son verdaderos mayordomos de los bienes puestos en sus manos por el Dios Creador.

Ahora; ¿no entiendes por qué te digo que soy hija de la desidia? Pues te explico.  Mucha gente que ves sufriendo mis embates tiene los medios para cambiar esa realidad, muchos poseen pequeños terrenos que solo con un poco de esfuerzo pueden hacer productivos, alrededor de las ciudades grandes mucha gente migrada de los campos vive en míseras condiciones, expuestos a toda clase de peligros medioambientales, epidemias y desastres naturales y/o provocados mendigando y reclamando de los gobiernos mejoras a su triste condición. Si esa gente hubiese permanecido en sus campos, por lo menos tendría comida y un techo acorde con el estilo de vida de las áreas rurales donde una vivienda humilde construida con elementos disponibles en el área basta para brindar abrigo a una familia. Pero prefieren venir a las grandes ciudades. Apiñarse como ratas, vivir en la inmundicia, donde sus hijos crecidos en las carencias se inclinan por una vida criminal que es la única vía que quieren conocer para salir de su estado miserable.

Te pregunto:  ¿Qué necesita un hombre para vivir? Techo y alimento y vestido, nomás. El problema radica en desear tener más de lo que se necesita y ese venenoso deseo no permite tomar ventaja de lo bueno que está al alcance de la mano. Si tu terreno es pantanoso, busca los cultivos que mejor se adapten a esa condición del terreno, saca lo mejor y podrás adquirir por medio del intercambio o la venta de lo producido lo que completa tus necesidades. El hombre perezoso, haragán, está condenado a mi suplicio y no podrá escapar de mi a menos que cambie su apática actitud.-

Sorprendido por la sabiduría de las palabras del Hambre, Galeno Labrador no tuvo más que corroborar cada una de ellas, pues tan clara fue su descripción de sí misma y sus orígenes que no hubo lugar a preguntas y discusiones en búsqueda de culpables fuera de quienes en realidad padecen el flagelo del Hambre.

Yo Galeno Labrador he visto el hambre retratado en muchos rostros, me ha visitado por momentos, más ha sido efímero su paso, por lo tanto mi experiencia no va más allá de la observación de las desgracias ajenas y la impotencia que sufro al no poder cambiar esa realidad, pues ahora entiendo que solo los hambrientos podrán dar vuelta a su realidad tomando consciencia de ello. Son los hambrientos quienes eligen con su voto a las autoridades que una vez alcanzan el poder se burlan de sus miserias, son los hijos de los hambrientos quienes forman los ejércitos armados que salvaguardan las riquezas e intereses de quienes explotan a sus padres. Son los hambrientos que laboran los campos y venden su sudor a cambio de un mísero sueldo, y lo peor son los necesitados que se traicionan y se venden unos a otros, en aras de ganar el favor de los patrones. El Hambre es una creación humana y como tal puede ser eliminada por su mismo creador, es decir, El Hombre.

Sumido en sus propias lucubranza, hallábase Galeno Labrador, cuando fue interrumpido una vez más por el Hambre, esta vez la sintió golpear sus propias entrañas era una especie de vacío mezclado con dolor y desesperación. –  ¿Por qué me hieres? Para que entiendas porque me he convertido en la mejor excusa para delinquir, para mentir y para engañar, porque soy la más terrible circunstancia que hago doblegar y claudicar de sus creencias a los más fuertes y hago que se arrastren a los pies de los que tienen riquezas y se olviden de pensar, de razonar y de aspirar a cambiar su miserable condición. Todo lo que pensaste momentos antes solo lo hiciste porque estabas satisfecho, no me habías sentido en tus entrañas, ¿me puedes sentir ahora? ¿Puedes pensar en otra cosa que no sea en llenarte el vientre? –

Galeno Labrador miro el Hambre y la sintió latir dentro de sí, más aun esta no había sido suficiente para hacer que se olvidara de quien era.  El conocimiento vino en su auxilio y le ilumino la Sabiduría y dijo al Hambre: Eres una maldita condición, una creación totalmente humana y como humana te puedo controlar y matar en mí, La Pereza te antecede y te acompaña la Apatía, empero he convidado a Laboriosidad y a Diligencia a acompañarme en el camino de la vida, por tanto ellas me ayudaran a mantenerme a salvo de tus garras y tus tentaciones. Cuando un hombre por humilde que sea su estado busca con Diligencia y Laboriosidad la forma de ser productivo no dejando que la Ambición por tener más de lo necesario lo corroa, será siempre capaz de vencer el Hambre en todas sus formas. No existe manera en que puedas ¡OH Hambre! Hacer caer en los caminos del crimen y la claudicación a un ser humano que está consciente de que la Laboriosidad y la Diligencia son virtudes otorgadas por el Dios Creador para hacer prospera y feliz la vida de sus hijos. –

El Hambre se alejó de Galeno Labrador, mas no la suficiente para que viese retratada en todas partes acompañando a perezosos y holgazanes y a muchos niños abandonados a su suerte por padres irresponsables, que prefieren mendigar proclamando su pobreza antes de echar mano de La Diligencia y La Laboriosidad como armas dadas por el Creador para combatir dicho mal.

El Hambre miro fríamente al Labrador y le dijo: Tienes razón nada puedo hacer contra quien se decide a ser productivo y laborioso, soy una asesina, pero una asesina creada por el hombre, una condición producto de su maldad, su miseria espiritual, su pereza y sus desmedidas ambiciones hijas de un instinto de conservación degenerado por el egoísmo y la indiferencia al dolor ajeno.

– ¿Sabes que cuando me apodero del cerebro de un humano lo puedo animalizar de modo que no sienta más que su propia necesidad de subsistencia? He hecho posible que bajo determinadas circunstancias una madre sea capaz de cocer a sus hijos y devorarlos en un arranque de loco y pervertido instinto de conservación. Cuando logro animalizar de esa manera al hombre desarrollo en el ese primario instinto de supervivencia basado en la certeza de que otros hijos pueden ser engendrados en lugar de los que fueron devorados, esto en su trastornado cerebro sigue un orden lógico de ideas estableciendo conceptos éticos fundamentados en la auto conservación, donde el amor no tiene lugar y solo hay lugar para vivir al precio que sea. Yo dependo del ser humano para ser quien soy, solo los hijos de Adam pueden poner fin a mi existencia como condición por lo que he visto del hombre a lo largo de tantos siglos de civilización es que jamás dejare de ser, pues me he unido intrínsecamente a la antinatural entramadura de la corrupta naturaleza humana y cuanto más aumenta la ciencia y la tecnología más inmensamente desproporcionada me vuelvo pues la llamada civilización se alimenta y desarrolla sobre los despojos de los vencidos. –

Galeno Labrador vio al Hambre alejarse unos pasos de Él, tomando un camino paralelo al suyo, de modo que aunque no le acompañaba en su ruta por la vida siempre estaría a su vista golpeando y asesinando humanos y amargando con tristeza e impotencia su vivir.