Dr. Apolinar Fco. (Homero) Luciano

                                                                                                  

        «A la memoria de Luis Carlos Galán a 30 años de su muerte»

El 18 de agosto del año 1989, en un acto proselitista, que se efectuaba en la plaza central de Soacha (municipio vecino de  Bogotá), mataron al Dr. Luis Carlos Galán Sarmiento, candidato presidencial de Colombia por el partido Liberal, quien según todas las encuestas, aparecía puntero con holgado margen para alcanzar la nominación hacia lo interno de su organización, y posterior ascenso a la  presidencia  de la República, para las elecciones generales pautadas para el mes de mayo  del 1990.

Como responsables intelectuales de este magnicidio, fueron señalados, Pablo Emilio Escobar Gaviria y Gonzalo Rodríguez Gacha, líderes del Cartel de Medellín, a quienes Galán enfrentó con firmeza, enarbolando un claro discurso de persecución contra el narcotráfico, provocando susto y espanto en  Escobar y sus aliados, entendiendo que Galán, de llegar a la Presidencia, era para ellos una real amenaza.

Con la muerte de Luis Carlos Galán, surgió como líder del Liberalismo, el Dr. César Gaviria Trujillo, candidato  a vicepresidente de Galán. En esa aciaga hora, Juan Manuel Galán, hijo mayor del líder ultimado, señaló el camino al nuevo timonel,  pronunciando frente al féretro de su padre,  estas palabras: “Quiero decirle doctor César Gaviria, en nombre de mi familia y del pueblo, que en sus manos encomendamos las banderas de mi padre y que cuenta con el respaldo para que sea usted el presidente que Colombia necesitaba y quería»

El domingo 27 de mayo de 1990 se realizaron las elecciones presidenciales en Colombia, y  César Gaviria, fue electo presidente. El 2 de diciembre de 1993, a tres años de gobierno, Pablo Escobar fue abatido de un disparo en la cabeza. En el tejado de una casa en el barrio los Olivos de Medellín, terminaron sus días tormentosos. Las fuerzas de seguridad colombiana, pusieron fin a  uno de los narcotraficantes más sanguinarios que registra la historia.  

Desde el magnicidio del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán el 9 de  abril de 1948, ha sido largo el calvario por la paz que ha transitado  Colombia. Más de 50 años de conflicto, y los carteles de las drogas allí imperantes, sirvieron de telón al gobierno del presidente Juan Manuel Santos,  para empoderarse y  lograr el 24 de noviembre de 2016 la firma del acuerdo de paz entre el gobierno y las FARC, y este lampo de luz,  que surcó los cielos Colombianos, fue saludado con gran  entusiasmo en toda américa y el mundo, permitiendo esto,  que el Comité del Parlamento Noruego para el Premio Nobel de la Paz, otorgara al presidente Santos el Nobel del 2016.

Después de tanta sangre derramada, después de los  setenta y un años del asesinato de Gaitán, y de los treinta del crimen de  Galán,  declarados estos, crímenes de lesa humanidad («imprescriptibles»), no salimos del asombro, al oír recientemente  a Iván Márquez, líder de un ala disidente de la FARC, anunciar sin ningún tapujo,  que retoman la insurrección y las armas. Hoy ante estas amenazas,  resurge en toda América, por la paz y la esperanza del pueblo colombiano, el eslogan  vibrante de Galán:  ¡“Siempre adelante, ni un paso atrás y lo que fuere menester será”!