Por  Jazmín Figueroa, Periodista
Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD)

Cada día es una realidad más latente, coacla de sistema creado por los que nos gobiernan, hoy llamados intelectuales. Nuestra familia está siendo expuesta a un pueblo que ha perdido sus valores y sepultado la seguridad que debe tener una persona de transitar libremente por las calles de su país. Uno de los países con menos nivel de educación.

La sociedad Dominicana en estos últimos meses ha sido testigo de la exposición pública de la gran cantidad de antivalores que desprenden sus gobernantes, desde el comentario de la diputada Faride Raful sobre La Biblia hasta el fallo de los 5 años a favor de Marlín Martínez, luego de la muerte de la jovencita de Cenoví, Emely Peguero, mientras entretienen al pueblo Dominicano con un teleférico queriendo enmascarar la corrupción y el atraso de la que es víctima nuestra Quisqueya, la cual que si bien es cierto tiene en su suelo la sangre de sus patriotas pero que también lo es, que si hoy los mismos tuvieran vida seríamos testigos de su llanto al ver el gran índice de inseguridad, contaminación y falta de educación que se desprenden en sus alrededores cuando los que nos rigen quieren conducir a nuestro país a una esquizofrenia social, aceptando lo malo como bueno y lo bueno como malo, una época donde quieren que los sacerdotes se casen y los casados se divorcien ; que los heterosexuales tengan relaciones sin compromiso pero que los gays se casen en la Iglesia; las mujeres se vistan como hombres y asuman papeles masculinos y que los hombres se conviertan en frágiles como mujeres; un niño con sólo cinco o seis años de vida tiene derecho a decidir si será hombre o mujer por el resto de su vida, pero un menor de dieciocho años no puede responder por sus crímenes, enseñar la Biblia en las escuelas es imposición de fe pero enseñar la evolución a los niños que son fundamentados en una fe cristiana es cultura; esto mientras un seguro oculta la precariedad de los sistemas hospitalarios y la falta de humanidad de los profesionales de la salud; no hay camas para los pacientes en los hospitales, pero quieren incentivos y patrocinios para quienes opten por hacer cambio de sexo; un acompañamiento gratuito para quienes desean dejar la heterosexualidad y vivir la homosexualidad; pero ningún apoyo de ese mismo para quien desea salir de la homosexualidad y vivir su heterosexualidad y si intentan hacerlo es un crimen.

Estar a favor de la familia y la religión es dictadura, pero orinarse sobre los crucifijos es libertad de expresión; se piden baños mixtos donde pueden suceder todo tipo de abusos sexuales, exponiendo a nuestros hijos y familiares, vendiendo desarrollo por  desorden, si este no es el fin de los tiempos debe ser el ensayo.

 

Jazmín Figueroa