Por Luis David Flores

Luis David Flores
Estudiante de Periodismo
Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD)

En mi adolescencia, leí una historia sobre unos hombres que se propusieron construir una torre cuya cúspide llegue al cielo, mientras trabajaban en ello, Dios confundió sus lenguas, tal parece que conocía el poder de la unidad, y que si trabajaban juntos, podían lograrlo, entonces desde ese momento se hablan múltiples idiomas que, aparentemente, nos separan, pero hay una realidad que está presente en las diferentes culturas, “el acoso”, ninguna está exenta de este problema, podría decirse que es una lengua universal, solo que no edifica, sino que destruye.

Decidí tomar como punto de partida, la serie norteamericana “Por trece razones”, que se estrenó el año pasado, porque se produjeron comentarios diversos acerca de esta, positivos y negativos, sabiendo que se trataba de un tema delicado y muy real en este tiempo, como lo es el acoso en todas sus manifestaciones, también me movió el compromiso que siento por ser una linterna de esperanza en un mundo cada vez más oscuro.

La adaptación de la novela cuenta la historia de Hannah Baker, una joven que fue víctima de hostigamiento en su secundaria y se suicidó por trece razones, siendo sus compañeros los culpables. Lo más escuchado en mi entorno acerca de la chica fue “Más dramática y me mato”, “¿Y cómo es que hay gente tan estúpida para hacer eso?”, “Hannah era una dramática”.

Luego de verla, me dio pena de cómo piensan las personas y de sus reacciones hacia la misma, y eso habla de lo poco sensibilizados sobre la depresión, la baja autoestima, que pueden ser ocasionadas por el asedio, pero también de todos los problemas que atraviesan los chicos en sus lugares de estudios, comunidad y hasta en sus hogares, ignoran que diariamente casi tres mil personas terminan con sus vidas, y en los últimos 45 años las tasas de suicidio han aumentado en un sesenta por ciento a nivel mundial, siendo los jóvenes la población más vulnerable, según la página “Culturizando”.

Pienso que la serie aborda el acoso, el abuso de drogas, y otros temas presentes en la cotidianidad escolar de una forma que para muchos podría ser brusca, sin embargo, hay que estar conscientes de que en la vida real no es diferente, podría ser peor. Muestra una realidad hostil, pero también nos abre los ojos y nos da herramientas para luchar contra este mal que nos arrebata el divino tesoro, cual futuro frustrado sin alas de esperanza.

Hannah tenía todas las características de una persona sumergida en depresión, se sentía indigna, inferior, no conocía el amor propio y creyó todas las mentiras que sus compañeros le dijeron, la atormentaron violando su privacidad e integridad, tocándola sin su consentimiento, crearon rumores falsos sobre ella sin que esta pueda defenderse, hacían chistes de mal gusto en público sobre sus atributos físicos, la excluían, era la perfecta carnada para los malos, y tenía muchas ganas de vivir, era un buen ser humano y quebraron su espíritu, extirparon su fe y puso fin a su vida.

Existen muchos ejemplos de que el hostigamiento puede llevar a una persona al suicidio, y viene a mi mente un vídeo que encontré en redes sociales, de un niño que no tenía paz debido a que era burlado hasta la saciedad y un compañero le dijo que lo mejor que podía hacer era “matarse”, y sí, fue a casa, tomó un arma y consumó el acto. Probablemente nuestros hijos puedan formar parte del grupo de los acosadores o de los acosados.

En todo, la familia juega un papel importante, y en estos casos es la idónea para ayudar a alguien que sea víctima de acoso en el lugar de estudios, o en la comunidad, es la que se encarga de acompañar, alentar, apoyar y brindar afecto.

En el mundo acelerado en que vivimos, los padres dedican cada vez menos  tiempo a sus hijos, por las distintas responsabilidades, y es recomendable tomar tiempo para hablar con sus vástagos, crear un ambiente en el que los niños se sientan en libertad de exponer cualquier tema, incluso si son vulnerados, confiados en que tienen una familia presente y que responderá por ellos.

Los amigos también son un pilar valioso, y son el bálsamo para las heridas, nos recuerdan que nuestra estima sobrepasa los diamantes y que, aunque el mundo se nos caiga encima, ellos serán nuestro bastón, nuestra luz en el camino. Estar rodeados de amigos hace las cargas menos pesadas, más llevaderas, en especial si una persona está siendo molestada, o atraviesa por depresión. Así que, sé amable, sé amigo, no sabes quien tiene un día difícil, o una vida bastante dura.

No podemos dejar de lado a los “asediadores”, quienes también necesitan ayuda, porque es probable que detrás de sus burlas se esconda una o varias frustraciones, lamentablemente encontraron una forma de canalizarla. Generalmente, estas personas son el resultado de hogares disfuncionales, fueron abusados en el pasado, carecen de atención y esa es la forma de hacerse sentir. Su nivel de toxicidad es alto, pero ellos también merecen una oportunidad.

La serie “Por trece razones” debe ser vista por todos, y que los padres la debatan con sus hijos y se cree conciencia sobre este problema social.

Entiendo que es una excelente alarma para despertar del transe en el que se encuentran los seres humanos, una invitación a ser más considerados, más compasivos, a llevarnos como hermanos, a cuidar los sentimientos de los otros, sabiendo el poder de las palabras, que pueden restaurar y también matar.

Y a ti, si estás pasando por tiempos dolorosos, o eres molestado en la escuela o en otros grupos, no estás solo, eres lo suficientemente digno y mereces el mejor de los tratos.

Confía en ti, esfuérzate en superarte y vencer tus sombras. Eres luz.