Por Dominga Valdez

Las familias son esas personas que cuando alguno alcanza un logro, todos deben celebrar, alegrarse cuando un miembro compra su casa, ir a bendecirla, hacer una comida, respaldar a esa muchacha o joven que realizó grandes esfuerzos por llegar hasta sus metas y graduarse de la carrera escogida.

Así es que crecen las familias, unidos en las buenas y las malas, comunicándose siempre, todos deben celebrar las graduaciones, compras de casas, bodas, cumpleaños, bautizos, nacimientos de hijos, encuentros familiares y porqué no, visitarlos en los hospitales y escucharse cuando estén tristes o pasando situaciones de enfermedades y difíciles que siempre llegan.

Porque en la funeraria, van todos y sacan el tiempo, hasta compran ropas de luto y allí se abrazan y lloran lagrimitas de cocodrilos muchas veces y nunca visitaron al fenecido/a.

El apoyo familiar, es pieza muy fundamental para lograr el triunfo o meta anhelada, para vivir en sana convivencia, sin distanciamientos, ni malos entendidos, que pasan a diario hasta en las mejores familias.

Buscar el espacio para perdonarse y continuar unidos, hablar de las ofensas si fueron reales, conversar a corazón abierto de las quejas que motivaron el enojo entre hermanos, sobrinos, tíos, cuñadas, primos y con sus padres, porque hay enojos con los progenitores, que no deber, pero se existen y lo he visto, dizque hijos enemigos de sus padres y viceversa.

Sin embargo hay familias que felicitan y asisten a eventos ajenos para figurear y nunca pueden ir a una actividad de los suyos, de sus parientes de sangre, de esos sobrinos que son como hijos igualmente y hasta elogian por las redes sociales al hijo del jefe o de una amiga que realizó un diplomado online.

No entiendo y lo veo a cada instante, personas omitiendo las cosas buenas de su familia y alabando hazañas de otros que no son nada, ni parientes lejanos.  No señor, hay primos que nunca se han llamado ni compartido en un junte alegre y divertido.

Hasta para ser familia, hay que aprender a buscarse, quererse, llamarse, reunirse y sobretodo apoyarse.

La familia unida, nada lo vence.

Se ha perdido la esencia, del núcleo más importante de la sociedad la FAMILIA y ahora con las tecnologías uno se reencuentra donde quiera que residan.

Juntarse siempre fortalecen las relaciones familiares y se tiran igualmente sus fotos Pal’ Facebook, para recordar mañana esos momentos únicos, vividos cuando se realiza ese encuentro familiar tan maravilloso, que me encanta porque todos se ven muy bonitos y felices, la alegría es muy saludable y contagiosa.

Reunirse sin motivos algunos, reunirse y que no sea para ir al cementerio para enterrar al infortunado, estar si acaso en las misas o novenarios y luego nadie vuelve a verse hasta que se muere otro familiar.

Eso hay que cambiarlo, es muy impredecible y frágil la vida, lo vivo diciendo y escribiendo.