Por Estela Brioso M.

Muchas personas alrededor del mundo tienen como misión escuchar a otros para acompañarles en su vida y en su historia, porque son solicitadas para tal propósito. Y en ese proceso se va haciendo de nuevo la vuelta al corazón. Otras personas pueden hacer esa vuelta por un mensaje, por una información y hasta por una canción, lo importante es la acción de regresar y abrirse al camino del amor.

Abrir el corazón

Sin embargo, no todos entran tal fácil en ese abrir el corazón, y conocemos de muchas personas que usan la frase de “mi corazón se cerró”, “debo cuidar el corazón” o “no entregues todo el corazón en una relación”, cada una de estas frases demandan de un movimiento o de una acción que genere un cambio y ese cambio transita el camino que concede a la apertura del mismo corazón.

El abrir el corazón conlleva de un dar paso a la vida, a la esperanza y a la plenitud. Abrir el corazón tiene sus beneficios físicos y emocionales y va encaminado la vida a una experiencia que la trasciende.

Hacer el camino otra vez

Es importante saber cómo tantas veces, y partiendo de las experiencias, se da la negación de uno mismo, al decir, “hasta aquí llegué, no creo en nada ni en nadie”. Sin embargo, se abre un tiempo nuevo donde una oportunidad reaparece para abrazar el camino del amor, un amor que es fuerza vital y fuerza que restaura.

Amor desde sus diferentes ámbitos: fraterno, eros y ágape, es ese amor que o fuerza universal que mantiene todavía al mundo de pie.

Es ese mismo amor que permite que la semilla germine debajo de la tierra, que los mares ocupen su lugar, que el aire se disperse por doquier como lo hace, y el equilibrio constante nazca y se manifieste cada día.

Abrirse al amor nuevamente

Y al abrir las ventanas del alma, el cuerpo es atraído por experiencias de amor, y estas vivencias generan sanación, liberación, emociones nuevas y nos ponen en caminos no antes recorridos, es decir, nos llevan hacia más.

Con el amor filiar, se van generando otras consideraciones para ver a los familiares: padres, hermanos, hijos, nietos, parientes en general, también a los amigos, se comienzan a ver con ojos nuevos, libre de prejuicios, pensamientos y dolores históricos, es una oportunidad de renovar un amor limpio y sanador.

En el amor eros, muchos egos van cayendo, y los apegos desmedidos van siendo liberados, de tal forma que se adquiere la capacidad de ser uno mismo y dejar ser al otro o a la otra, lo que son desde su individualidad, y desde ahí se va formando la otredad, que tanto bienestar ocasiona, pues va surtiendo cambios profundos y la relación es suave, libre y plena.

El amor ágape, nutre y fortalece todas las formas de amores, pues nos permite trascender la experiencia, comprendiendo que una fuerza mayor nos guía, nos mueve y nos capacita hacia los caminos que conducen a la apertura del corazón y conectar nuevamente con la fuerza restauradora del amor.

Por eso, dejar que se haga nuevamente el camino del amor, nos hace mejores seres humanos, más comprometidos con nosotros y con los otros, nos saca de las zonas de confort en las que hemos caído y nos coloca en caminos que nos van guiando hacia esa fuerza restauradora que es el amor en todas sus dimensiones, desde todas sus partes y con todas sus aplicaciones y elementos. En fin, es una buena y nueva oportunidad, la cual genera salud integral a quien lo porta y satisfacción y felicidad a quien lo recibe.

Estamos convidados a volver a creer en el amor y en sus beneficios, abro las ventanas del alma y de pronto me pongo en frente de la novedad que ofrece.