Por Estela Brioso Mejia

Estela Brioso M.
Psicóloga- Teóloga- Terapeuta Familiar

En este tiempo, según el lado del mundo en que estemos ubicados, el norte o sur del planeta, estamos en la época de otoño y muy pronto invierno, y el frío de la estación, no consigue, en general, enfriar la alegría, el deseo de compartir, ni tampoco el ánimo de armar la festividad que estamos viviendo.

Es la navidad, una época marcada por la celebración, por el compartir regalos, por estar en familia, en sentido general. Sin embargo, es muy importante, recordar el sentido profundo de la navidad, y buscar que sea presente ese sentido, de lo contrario sólo queda la sensación de vacío, gastos superfluos y encuentros sin sentido.

El sentido cristiano de la navidad

Desde los primeros siglos del cristianismo, los creyentes fueron agrupando la vida de Jesús, y lo hicieron por medio de ciclos o fases, en un calendario que se mira todo el año, en el llamado, año litúrgico.

Dentro de esos ciclos, está el ciclo litúrgico, adviento y navidad, que es el que estamos celebrando en este tiempo, donde primero se hace la preparación para la gran fiesta, y más adelante la fiesta como tal, es volver a celebrar el cumpleaños de esta persona que ha divido la historia en dos momentos: AC y AC, ahí está uno de los sentidos de este tiempo y es el más profundo, que Dios quiso hacerse uno con la humanidad, el Enmanuel o Dios con nosotros y nosotras.

En el sentido cristiano del adviento y la navidad encontramos a unos protagonistas principales, tales como Isaías, María, el ángel Gabriel en el anuncio del hijo, Juan el Bautista, y en la navidad aparece con fuerza, la persona de José, los pastores, los animales del pesebre, los magos, y el niño Jesús, también tú y yo en el día de hoy. El sentido de la navidad se hace en quien le dio el origen, el Emmanuel, el Dios con nosotros.

El adviento como tiempo de preparación

Es un momento que nos va tomando de la mano hacia el camino de la navidad. Es un tiempo de preparación, el adviento es advenimiento, significa preparación y espera, en otro sentido, es parecido al tiempo de embarazo de una mujer, quien durante ese ciclo va preparando la llegada de su niña o niño. Así, en este tiempo nos vamos preparando para recibir al Dios niño que llega, aquí toma sentido la figura de María, la acompañamos en su ciclo de espera, ella embarazada, y metafóricamente, todos podemos estar embarazadas, embarazados de una presencia que se concretizara en todo lo bueno en nuestro mundo, y ahí cobra sentido este tiempo de espera, también.

En este tiempo se nos presentan las oportunidades de hacer mejoras, de renovar, restaurar y reenfocar la vida. Pues el adviento es ese momento de preparación silenciosa y alegre donde se cultiva el interior y se nos presentan nuevas rutas para transitar, nuevos desafíos para abordar, es un tiempo de cierre para dar inicio a lo nuevo.

La navidad, etapa de nacimiento y reencuentro

Es un tiempo que inicia con la natividad del Señor, es decir, con el nacimiento del hijo de Dios. Durante este tiempo, todos los días, las lecturas bíblicas van ayudando en la preparación del camino hacia la navidad. Lo cual nos ayuda a encontrar eso que da sentido y profundidad a esta época.

El reencuentro, no solo es con el misterio del Emmanuel, es un reencuentro también con nosotros mismos/ nosotras mismas, y este volver a descubrirnos nos ubica en lo mejor que poseemos internamente, y es de eso que se compone nuestro mundo, pues cuando podemos mirar y plasmar fuera lo vivido, el mundo disfruta de un mejor colorido, de un mejor sabor, de un mejor contenido.

El sentido lúdico de la navidad

La navidad con su sentido lúdico va dejando en nuestro mundo un buen sabor, una invitación a darle belleza y actividad a nuestro ser y a nuestro entorno. Por tanto, nos motivamos a conectar con este sentido de gozo, que nos abre la oportunidad de la profundidad y belleza de la vida.