En las fiestas infantiles se observan a los pequeños moviendo sus cuerpos de manera vulgar y descontrolada, mientras que los padres, amigos y demás familiares, les aplauden y sonríen aprobando esta conducta e ignorando las consecuencias futuras.

 

Yeniffer Tapia, estudiante de periodismo UCSD

Por Yeniffer Tapia

El dembow es el género musical más predominante en las calles, discotecas, fiestas, y colmadones de República Dominicana; los jóvenes, niños y adolescentes son los más atraídos por este contagioso ritmo.

Este género musical originario de Jamaica se desarrolló a mediados de la década de 1980. Porta las mismas bases que el reggaetón y el dancehall, aunque generalmente marcadas por un elemento rítmico constante y mucho más rápido que en el reggaetón; un estilo afín a la corriente comercial.

Tanto en nuestro país como en muchos otros a nivel mundial, la música va arraigada a las costumbres y raíces de un pueblo, hoy día al menos en nuestra nación eso ha cambiado, pues vemos que hasta en los cumpleaños de niños ya no se escuchan las tradicionales canciones infantiles, como son: “Don Pepito”, “Chuchua”, “Sapito”, entre otras, sino que, estas han sido sustituidas por el pegajoso ritmo urbano.

En las fiestas infantiles se observan a los pequeños moviendo sus cuerpos de manera vulgar y descontrolada, mientras que los padres, amigos y demás familiares, les aplauden y sonríen aprobando esta conducta e ignorando las consecuencias futuras. Luego se preguntan qué fue lo que hicieron para que su hijo o hija se hallan ido por malos caminos.

¿Cuál es la sociedad que estamos fomentando?, ¿A dónde se han ido los valores?

Hay quienes manifiestan que este género musical no tiene nada que ver con el comportamiento de las personas, como es el caso de Rosanna Rosario en un debate sobre el tema, a través de la red social Facebook: “Señores, el que se daña se daña como quiera y no es por la música urbana, sino por los malos tratos que nos dan la familia y los padres. De que la droga existe, pero si tú quieres coger ese camino es tu decisión, no por la música”.

Me pregunto qué hará esta chica cuando tenga un bebe, el cual por estar expuesto constantemente a este tipo de composición desde temprana edad no piense igual a ella y tome decisiones contrarias a los valores que ella le inculque.

Aristóteles y Platón utilizaban la música como apoyo en sus conferencias, pues se dieron cuenta de que esta influía en el carácter, las emociones y la toma de decisiones de su público.
En el contenido de estas canciones predomina el morbo, que incita a la violencia física y verbal, a la drogadicción, alcoholismo, odio, envidia, dinero fácil, lujos y demás.

Los más expuestos a este tipo de música son los jóvenes y adolescentes, quienes, en lo adelante, protagonizan y practican la letra de estas canciones, cometiendo aberraciones y actos delictivos.

Gran parte de la juventud solo quiere “frontiar” y demostrar que ellos también pueden adquirir lo que promueve el sonido del momento, ¡pero a qué precio!

El psiquiatra Secundino Palacios considera que ritmos como el Dembow, no se pueden desvincular de los altos niveles de violencia que se registran en la sociedad dominicana, e inclusive, en la alta tasa de feminicidios. “Hay jóvenes que no están preparados para descodificar los mensajes inductores”, opina el profesional, que además sostiene que esta música no induce al amor, a la solidaridad, al buen vivir, a la paz, al trabajo, al esfuerzo y a la planificación.

Desde que la población acogió este ritmo como parte de nuestras raíces, se desplazó la música con buen contenido, hasta el punto de ir perdiendo nuestra identidad folclórica. Si comparamos la juventud de hace dos décadas, con la actual, se encontrarán innumerables diferencias en el comportamiento de los jóvenes de ahora y los de aquel entonces, yo creo que efectivamente, el tipo de música que se escucha tiene mucho que ver con esto.
Aristóteles decía: “la música imita directamente las pasiones o estados del alma”.