Todo está en su sitio, confiar,  es la mejor clave, y esta confianza en la vida, nos permite ver el para qué y el por qué,  centrados en la VERDAD, pues es la única forma de ampliar la mirada y llegar a un gran estado de conciencia, que amerita estar cada uno, según el sendero que vamos caminando, solos o acompañados.

Hace unos días,  estuve en contacto con la cultura Mexicana, en sentido general, y justo en la semana donde se celebra el día de muertos, y es increíble ver la fuerza que tiene la cosmovisión de este país con  la muerte – vida, y que  viene desde los orígenes ancestrales, y al profundizar en por qué se hace fiesta, desfile, ropas, zapatos, dulces, pan, comida, altares, ofrendas en torno a la muerte, la respuesta la escuché pronto, se hace para no olvidar, pues cuando se olvida a alguien que ya partió a otro plano, entonces, verdaderamente, esa persona muere,  y otra respuesta a mi pregunta de por qué todo ello en torno a la muerte, fue esta que también es muy profunda “porque al memorar la muerte como un círculo, vuelve de nuevo a la vida”.

La  vida merece nuestra confianza

La vida merece  una nueva oportunidad, merece una gran confianza de parte nuestra, y no decir, que la vida merece volver a ser tratada como lo que es, vida, volver a ser tratada con respeto, con honor, con una mejor confianza que la que estamos acostumbrados en los últimos años, o desde el principio, ya no sé. Lo que si sé, es la necesidad de volver la confianza para seguir viviendo.

La cuestión es que la vida tiene muchos puntos, entradas y salidas, caídas y levantadas, búsqueda y encuentros, la vida va y viene, parece que llega y parece que se va. Importante es que la vida tiene su misterio, tiene sus confusiones, crisis y resultados, en definitiva, confiar un poquito más en la vida, nos ayudará a mirar con nuevos ojos, a ser buenas personas, a que el  amor se convierte en compasión y ayude a la vivencia donde no espero los resultados que yo quiera poner a toda costa, sino los que son y serán según la vida lo vaya determinando.

Recordamos  para no olvidar y morir

En esa confianza de la que amerita la vida, se ve la otra cara de la moneda de la vida, la muerte, y desde esta perspectiva, no se ve como algo definitorio y caótico, sino como es en realidad, el cesar de cada tramo para dar inicio al nuevo que va delante, la muerte del minuto que pasa para dar inicio al siguiente, la conclusión de un año, de una etapa de la vida, de un evento, de un encuentro, y así cada momento que pasa, muere para dar inicio a lo siguiente; es desde ahí que la experiencia que inicié contando en este escrito, y que viví desde la apertura, la novedad y la sorpresa.

El recordar nos permite no olvidar, pues la muerte eterna, es precisamente cuando se cae en el olvido, en la desconfianza y en la desesperanza, revivir es volver a vivir, y hacer memoria es volver a traer algo a la vida. Recordar para vivir de nuevo, para mantener el aliento en cada encuentro, en cada instante, en toda mirada y en todo respiro.

La vida es en cada instante

La vida es ahora, es en cada momento, en cada instante, la vida es tal como es, no necesariamente como yo quiero que sea.  Pero mi actitud frente a ella, puede ser como yo lo decida y determine, eso sí depende de todo lo que tengo y soy. Por ello, es importante volver mi mirada frente a la vida, a todo lo que contiene vida,  y a todas las representaciones de la vida, desde los gérmenes más pequeños hasta los más grandiosos. Todos son parte, todos son importantes.

Agradecidos de esa vida que viaja con el tiempo, y que se manifiesta en las generaciones que fueron, que son y en las que serán, me rindo frente a lo más grande, que es quien sostiene todo.