“Podrán cortar todas las flores pero no podrán detener la primavera” (Pablo Neruda)

Y el invierno le dio paso a la primavera, sin pedir permiso, sin que ella supiera, solo hizo lo que sabe, aparecer plena, y es que la madre tierra tiene su sabiduría, y es que el universo va más allá de nuestras penas, no se hace esperar, no se detiene, no toma miedo, hace lo suyo, abre los capullos, germina las semillas, recrea la temporada, y vuelve a conectar con la vida.

Y frente al frío de la realidad global, donde hay muchas preguntas, y donde las respuestas no se ven a simple vista, es importante recordar que todo pasa, que todo cambia, que nada es estático, y todo tiene su razón de ser, así yo no entienda, y así me niegue, pasará, pues la novedad y la  vida pueden más.

Y la pregunta se impone, y desde el alma brota un, ¿va a pasar? Si, va a pasar, y entonces danzaremos al son de las flores, abrazaremos con la fuerza más plena, estaremos juntos con la valoración que precisa, aprenderemos que es importante vivir desde dentro para luego ir afuera con mayor plenitud. Y si, este momento crítico que vivimos como humanidad, va a pasar.

Y cuando toda esta realidad haya cambiado, nos servirán desde el alma las palabras que el poeta Uruguayo, Mario Benedetti dio a conocer en el poema: “No te rindas”. Un no te rindas, hoy en este tiempo en que el mundo se está deteniendo a  causa de una realidad sanitaria, necesitamos oír susurrar una voz que nos diga, no te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque no comprendas, porque todo pasa, porque lo nuevo queda, no te rindas, por favor, confía, camina, no cedas.

Quien mira hacia afuera sueña, quien mira hacia dentro despierta, Carl G. Jung

La invitación a estar en  la casa, se ha convertido en una metáfora que invita a entrar en el interior, en el corazón, consciente de que todo se vive desde dentro, entonces,  es tiempo de encontrarnos, de mirar a la profundidad del ser, de revisar los cerrojos, las consignas, los conceptos, las creencias, es tiempo de revisar como mostramos los afectos, pues todo tiene que ser nuevo, todo está pasando por un momento de quiebre aparente, y es eso  lo que pasa cuando la semilla  tiene que atravesar la dureza de la tierra para germinar.  Es tiempo de despertar como dirá Carl Jung, es hora de mirar hacia dentro, pues cuando despertemos ya todo será distinto.

Y cuando todo sea distinto, los abrazos cobrarán fuerza, los besos serán en fidelidad, los encuentros serán eso, encuentros, el otro y la otra será mi responsabilidad, como dice Emmanuel Lévinas, y podré mirarlo con todo su ser, con respeto, con amor, con justicia y en confianza. Desde dentro todo será distinto, pues al despertar podrá valorar lo que antes tenía frente a mis ojos y no podía ver, pues vivía a ciegas.

Dios tiene la primera y la última palabra en mi vida (Proverbios 16,9)

Lo que vemos no es todo lo que es, pues nuestra mirada es limitada, sin embargo, podemos aprender a ver las cosas con mayor profundidad, por eso,  tomar conciencia plena de que Dios tiene la última palabra y la primera, es un acto que nos lleva a despertar, y se hace  muy importante confiar, crear, creer, ser; esta confianza nos dará mucha paz, nos ayudará a ver la luz donde todo parece estar en oscuridad.

Estamos confiados  de que esto también va a pasar, de que la limitación no tiene la última palabra, de que alguien que crea y sostiene  tiene otras maneras de acompañarnos, guiarnos, amarnos y cuidarnos; al confiar en esto,  nos convertimos en faroles, garantizamos nuestra propia luz y podemos iluminar el camino de otros y ayudarles a encender su farol. Usamos la luz para mirar hacia dentro, hemos pasado demasiado tiempo afuera, la hora es ahora. Yo soy luz.