Dra. Waleska Victoria Castillo. Maestra, poeta y escritora

 

Esa es la imagen que dan, una isla para venir a tener sexo y drogarse. Hay unas personas que consumen y compran este producto como lo máximo porque no saben validar otra cosa y tampoco les importa aprender.

 

Por Waleska Victoria Castillo
Maestra, poeta y escritora

Aguadilla, P.R. Ayer me topé con un grupo mujeres de 25+ que iban para el concierto de trap, algunas divorciadas, otras casadas, todas madres que estaban repartiendo sus hijos en cuido para ir.

Todo en su punto, uñas de pies y manos, tacas, ropa, cabello, maquillaje, súper arregladas, una nevera con botellas de agua para ‘bajar la jumeta’ y una dijo que no se sabía las canciones pero iba porque el conejo estaba bueno y quería llegar bien al frente para que la viera, que tan pronto supo que él venía pagó con la tarjeta y ni le importó cuánto.

Entonces, nos quejamos de las letras misóginas, pero hay un gran grupo de personas que escucha, venera y populariza esa música y esas letras, que para ellos no importa la degradación después que tenga ritmo.

No quiero censurar a nadie, pero me choca ver que gente se desborde pagando por ir a esos conciertos mientras amigos músicos virtuosos del instrumento y la voz luchan por sobrevivir aquí con chiripas.

Hay un sub Puerto Rico, una infraisla que mira de soslayo porque anda sumergida en la narcovida, el trap es nuestro narcocorrido sexual, aunque lo neguemos.

Esa es la imagen que dan, una isla para venir a tener sexo y drogarse. Hay unas personas que consumen y compran este producto como lo máximo porque no saben validar otra cosa y tampoco les importa aprender.

Lo triste es que haya estudiantes pagando de su bolsillo sus trofeos de honor por sus buenas notas, otros que no van a asistir a sus bailes porque carecen del dinero para los gastos y que maestros estén costeando proyectos del salón, mientras la gente compra taquillas para oír a un ‘dropíao’ que habla de cómo sexualizar y lo reconocen como empresario.

¡Que barbaridad!

Mujeres en Reggaeton. Imagen tomada de la Internet