Muchas veces al leer un diario, escuchar o ver una información. He pensado en los amigos periodistas. La férrea rutina, la atención por su área y la precisión en su redacción. Ah, también su deseo de ser leídos.  Cuando me acerqué a la vida de los periodistas he comprendido muchas cosas, descubrí muchas realidades que me han llamado la atención. Algunos están evidentemente convencidos de su profesión de informar, caiga quien caiga, otros con la prudencia buscan equilibrar la situación. Pero ambos se mueren por informar, ahí encontré que un periodista es una persona que se preocupa por la misma persona, por la sociedad e influir en su opinión.  Está motivado en la construcción social, tiene un horizonte, de sueños e intereses comunes donde se avivan los valores. La información, muchas veces debe hacerse para que la gente la conozca, el mundo se informe. Una información ayuda a la toma de decisiones. Influye sobre el pensamiento de las personas, puede a veces acelerar crisis, o simplemente puede traernos un camino de paz y reconciliación o la justicia.

En estos años, con amigos periodistas las discusiones fueron muy particulares, cuidar el lenguaje, no buscar ser agresivo, ser imparcial, ser objetivo, no poner cizaña, en fin. En las reuniones periódicas, donde se diseña el trabajo del día, se han tenido situaciones de tensión porque no se pudo obtener la noticia querida, porque cada día hay personas que engañan, ocultan las pruebas, hasta algún colega logró ser convencido por las fuentes falsas. En fin, la noticia, no se logró porque hay muchos factores de riesgo, hay muchos intereses en el fondo. Hasta a veces, el mismo medio está condicionando por una línea de prensa.

Muchas de las salas de redacción han tenido que suavizar su lenguaje, como diríamos autorregularse, porque el poder, abusa, azuza y denigra a los que logran dar una información acertada. A los que ostentan el poder no les gustan la verdad, no les gusta la transparencia, les interesa su imagen y privilegios. Los poderosos se enervan frente a los periodistas cuando dicen la verdad. Algunos inclusive los ridiculizan, y los que tienen el poder, los silencian.

Ahí se ve al periodista, que su principal función es trabajar por la verdad, buscar a toda costa las causas de los hechos, estar al tanto de lo que pasó, para que no sean desvirtuadas. Además, no hay más interés que informar para conocer. Al momento de escribir o diseñar la información, uno está consiente, que hay que poner en contexto, hay que tener las fuentes precisas, y sobre todo calcular su efecto. Toda información dada con precisión es útil.

El periodista es una persona, es un individuo, es un sujeto de la sociedad, pero a veces, por el manejo de información es seducido y manipulado. Al tomar una decisión, el periodista piensa en su familia, en sus hijos, no toma riesgo al vacío. Por eso requiere de tiempos especiales de análisis y reflexión continuos. Pero cuando uno está comprometido, estos criterios fácilmente son asimilados. El periodista que es honesto, veraz y comprometido con la sociedad, estará siempre inquieto, porque dará la noticia con prontitud, no por la primicia, sino porque la verdad sea conocida. Además, la primera obligación de un periodista es la verdad. Hasta Jesús dijo: “Verdad los hará libre”.

Pero durante mis años de estudio mi profesor de opinión pública. Raúl Rivadeneira, nos insistía mucho en el respeto a la opinión pública, que todo el proceso de construcción de la noticia debe estar orientado a la mirada del que recibe el mensaje. Por lo que hay que tener un cuidado y estar libres de ataduras, miradas ideológicas, o manipulaciones. Aunque la frase más fuerte que nos dijo. “No existe diferencia entre sistemas democráticos y totalitarios, allí donde la opinión pública está dirigida claramente por los mandatarios del Estado. del partido o de los organismos de estos.” Por eso el periodista siempre está atento a la construcción de la noticia, pero cuidando los detalles. De ahí que se dice de un periodista, “Dignos sin mordazas”.

Aunque también sabemos que los periodistas deben estar libres y eso es complicado, año que pasa y por la visión de la sociedad que se tiene hoy. Pero, aún así, hay que estar conscientes de la necesidad de dar un enfoque actualizado de la realidad, pero también no perder la referencia de un buen periodismo. Ya Pulitzer decía: “La prensa libre debe abogar siempre por el progreso y las reformas. Nunca tolerar la injusticia ni la corrupción. Luchar contra los demagogos de todos los signos. No pertenecer a ningún partido. Oponerse a los privilegios de clases y al pillaje público. Ofrecer su simpatía a los pobres y mantenerse siempre devota al bien público.”

Por eso es que los periodistas son muy importantes para la sociedad. Pero siempre deben estar con el radar activo, escuchar las sensibilidades y los deseos para mejorar esta digna profesión, que es de servicio social. Tal vez para eso necesitamos siempre actualizarnos con el código de ética, con los principios básicos, y fundamentalmente con la sensibilidad social. Tan importante para la sociedad hoy.

Hace unos días atrás el papa Francisco dijo, en la entrevista que concedió al periodista español Jordi Évole. “Ustedes tienen la posibilidad de caer en cuatro pecados o en cuatro actitudes malas, por no hablar en lenguaje teológico, cuatro actitudes que los amenazan continuamente y de las cuales tienen que defenderse”, ´la desinformación´: doy la noticia, pero doy solo la mitad. ´La calumnia´: calumniar gente. Hay medios de comunicación que calumnian sin ningún problema. ´La difamación´, que es más sutil todavía. Porque toda persona tiene derecho a la reputación. Y ´La coprofilia´, que consiste en ´el amor a la cosa sucia´, a los escándalos. “Creo que, superando estos cuatro límites, la comunicación sería algo maravilloso”.

Finalmente quiero recordar a tantos amigos y colegas en esta digna profesión de servicio. Que la dignidad no se la negocia, pero también es necesario de dar pasos hacia una verdadera prensa, con libertad de expresión y responsabilidad social. Nadie tiene derecho de impedir nuestro pensamiento, aunque siempre mirar con sutileza, los pasos a dar. La noticia dada, siempre será bien apreciada. El hombre informado, nunca es esclavizado.