Por Peter Espinosa Pampa
Lima, Peru. 18 de Enero 2018
Era aún niño cuando llegó por primera vez el Papa al Perú, allá, a mediados de los 80. En ese entonces, nuestra Patria se desangraba por los flagelos del terrorismo, la corrupción y una hiperinflación de escala histórica. La presencia del Papa, sobre todo su mensaje de “paz y esperanza”, representó una inyección espiritual y anímica para un pueblo que se encontraba sumido ante la incertidumbre de un futuro mejor.
Mañana, a casi 33 años de aquella histórica visita (parece que cada tres décadas ‘suceden cosas’ a nuestro país), el Papa estará nuevamente entre nosotros; recorriendo este suelo de tirios y troyanos, de santos y pecadores, trayendo un nuevo mensaje de “unidad y esperanza”. Unidad, porque necesitamos quedarnos todo el tiempo con esa camiseta blaquirroja que nos hizo tan felices y fraternos durante las eliminatorias; y esperanza, porque ni los desastres naturales, ni la calamidad de la corrupción y la inseguridad ciudadana, podrán contra un país que siempre ha sabido levantarse en tiempos de crisis.
Sobre la tolerancia y el respeto por el otro; creo que como existen personas que entregan la vida por ver a sus ‘ídolos’ o grupos favoritos, acampando en la intemperie por varias semanas y ganar las primeras filas; de igual forma hay creyentes que desean alimentarse de mensajes de paz, unidad familiar, el cuidado del medio ambiente, esperanza ante la adversidad y conciliación en una sociedad tan polarizada por los últimos hechos políticos.
El día en que nuestra sociedad conviva con más tolerancia y respeto, por ambas partes, podremos decir que ‘porque creemos en ti Perú’, a pesar de nuestras diferencias, empujamos el coche en la misma dirección. A
