Rafael y su gato Salomón recorrieron 970 kilómetros desde Leticia, Amazonas hasta San Raimundo, Brasil. Foto: Rafael Flórez

Fuente: www.eltiempo.com

Gracias a un dispositivo con conexión satelital un aventurero logró sobrevivir a un ataque en Brasil

La historia de Rafael Flórez comienza en medio del Amazonas brasilero, cuando se despertó herido y completamente desorientado.

Había sido víctima de los “piratas del Amazonas”, un grupo criminal que asalta embarcaciones en el río más caudaloso del mundo.

Pero termina de manera muy distinta gracias a un pequeño dispositivo naranja, sin pantalla y con solo cinco botones, que sería esencial en su rescate.

Flórez, nacido en Medellín, tiene 33 años y desde hace 10 vive en Leticia, Amazonas, en donde dirige expediciones turísticas por el río.

Este año se propuso alcanzar un récord Guinness al ser el primer latinoamericano que cruce el trapecio amazónico desde Colombia hasta Belém, capital del Estado de Pará, en Brasil.

Salió en marzo, decidido a lograrlo.

No era la primera vez que salía por su cuenta. En 2017 emprendió un recorrido de cuatro meses hasta Machu Picchu, en Perú.

Pero esta vez no iba solo. Con él viajaba Salomón, su gato de dos años. “Quería demostrar que es posible ir de viaje sin dejar a las mascotas abandonadas”, dice.

El 23 de marzo Rafael inició su trayecto: salió desde Leticia por la desembocadura del Amazonas hacia el océano Atlántico.

Veinte días después, contrajo una alergia que lo obligó a parar en Tefé, Brasil. Su siguiente destino: Manaos.

La tarde del 14 de abril, cuando ya estaba oscureciendo, Rafael hizo una parada en San Raimundo, cerca a Manaos.

Armó la carpa, alimentó a Salomón y lavó su ropa. Ya estaba descansando cuando escuchó la llegada de un bote.

Una docena de hombres con pistolas, fusiles y machetes lo sacaron de la carpa. Estaban encapuchados y vestían camuflados grises, con chalecos negros que decían “Policía Federal”.

“Si no nos da la droga lo matamos, colombiano”, le dijo uno de los hombres, mientras otros dos le daban patadas y lo golpeaban en la cabeza con sus armas.

“Yo les dije que no tenía nada, entonces buscaron mis pertenencias, se llevaron las provisiones que tenía para el viaje y le rompieron la antena al teléfono satelital”, recuerda Flórez.

Salomón se escondió en la selva. Antes de irse, los piratas lo golpearon hasta causarle una herida profunda en la frente. Lo dejaron inconsciente, sin comida y sin comunicación.

La siguiente es la ruta que quiso emprender Rafael. La línea roja es el trayecto que recorrió hasta el momento del ataque. La línea azul es lo que le hizo falta recorrer.

SOS

Caía una tormenta cuando Rafael recuperó el conocimiento, temblando de frío y dolor. En la oscuridad, se arrastró hasta su maleta impermeable y de un bolsillo oculto sacó su Spot Gen 3.

Se trata de un dispositivo GPS de la compañía de comunicación satelital GlobalStar. Recuerda haber oprimido el botón de SOS y caer tendido mirando al cielo, a la espera de un milagro.

Resulta que del cielo provino la ayuda. Cuando Rafael envió la señal, una red de satélites transmitió un mensaje con sus coordenadas a una central en Chicago (Estados Unidos).

Con su ubicación precisa, un mensaje de emergencia llegó a la Marina de Brasil.

Según explica Javier Pinilla, director comercial de GlobalStar en Latinoamérica, gracias a su constelación de satélites en órbita, el sistema del Spot requiere menos tiempo de recepción de las señales de emergencia, a diferencia de los satélites geoestacionarios.

Cualquier entidad con monitoreo de estas señales, como la defensa civil, la guardia nacional, la policía o la fuerza aérea, pueden recibirlas.

A la mañana siguiente, cuando pensaba que todo estaba perdido, el aventurero colombiano escuchó el sonido de un motor que se acercaba.

Eran soldados de la Marina de Brasil que acudieron a su rescate y lo llevaron, junto a su gato, a tierra firme, donde fue atendido en un centro médico y llevado, unos días después, de regreso a Colombia, sano y salvo.

Han pasado más de tres meses desde que ocurrió el ataque y Rafael recuerda con gratitud la experiencia que vivió.

“Probablemente sin el Spot yo no estaría aquí contando esta historia”, dice. Pese a todo, sueña con intentar de nuevo la hazaña de cruzar el inhóspito territorio en el que por poco pierde la vida.

Cuando los aparatos salvan vidas

Esta no es la primera vez que un dispositivo tecnológico salva una vida.

Estos son algunos ejemplos de personas en Guatemala, Australia, México y Filipinas, que recibieron algún tipo de ayuda en una situación de riesgo gracias a la tecnología.