La fuerza vital del papá contagia la vida de los hijos y esto se convierte en una buena herencia para ellos.

 

Por Estela Brioso Mejia

Hace mucho tiempo hubo un anuncio de un banco, en este salía la imagen de un padre y un niño, ambos cruzaban por una corriente de agua y saltaban sobre las piedras para ir hacia el otro lado, y en ese anuncio el padre le decía al hijo: “hijo ten cuidado por donde pisas, y el niño le respondía, papá ten cuidado tú, pues yo sigo tus pasos”.

Y efectivamente, es muy real la respuesta de este niño, pues los hijos siguen las huellas de sus padres, si lo ven diariamente, lo siguen por imitación y si no lo ven, lo siguen por fuerza de la herencia ancestral y transgeneracional, pues las acciones del padre quedan grabadas en el cuerpo y en el alma.

Papá cuida tus pasos

Ser padre no consiste sólo en engendrar una vida, es un acto que va más allá, y que tiene unas implicaciones directas sobre la vida de la criatura, que luego tendrá un parecido, no sólo físico, sino también en actitudes o conductas que se van quedando fijadas a fuerza de repeticiones.

Es importante papá, cuidar tus pasos, tus acciones y decisiones, pues una vez que se tiene un hijo o unos hijos e hijas, y aunque no los tenga, todo lo que hacemos se queda como herencia para todo un linaje, por generaciones. Hacer conciencia de que los pasos son huellas por donde otros van a poner sus pies, eso ayudará a vivir con mayor cuidado y con el deseo de dejar la mejor huella posible para los que siguen.

 

Papá, tus huellas son imborrables en la vida de tus hijos

Por más de una ocasión hemos visto que en varias familias, los hijos e hijas salen con actitudes muy parecidas a sus progenitores. Y es que la misma personalidad es el fruto de elementos hereditarios y del medio ambiente.

Cuantas veces, como padre, no te has sorprendido haciendo con tus hijos e hijas lo que tus padres hacían contigo, diciendo las mismas palabras y consejos o dando castigos o sanciones parecidas. Y muchas veces se ha oído esta expresión: “fulano /a y su padre parecen dos gotas de agua”, es decir, que el parentesco es muy similar.

Del mismo modo sucede con las actitudes, si el hijo o la hija vieron a papá haciendo obras de bien, dando cariño, con buena comunicación, con gestos de afecto y solidaridad, con acciones de apoyo y cercanía de forma directa, eso mismo irán aprendiendo y, por tanto, van a replicarlo en sus vidas. Lo contrario será si vieron a un padre ausente, agresivo, alcohólico, callado, vengativo; eso mismo irán aprendiendo y replicando.

Por todo esto, es muy importante papá que hagas conciencia de que lo que enseñas a tus hijos deja una marca imborrable. Y esto, además de muchas otras razones, se da por la fuerza emocional que ejercen los padres sobre los hijos e hijas.

Según la mirada sistémica, el papel del padre es vital en la vida de los hijos e hijas, no es por casualidad que la palabra padre se traduzca del latín pater como “defensor o protector”, y socialmente se ha diseñado como una de las funciones principales de un padre, el proteger, acompañar y cuidar integralmente la vida de los hijos e hijas.

Según la propuesta Hellingueriana, es decir, la mirada del creador de las constelaciones familiares, Bert Hellinger, el primer amor de la hija y a quien ella habrá de soltar para ir a la esfera de las mujeres y en su momento ir a su pareja, es el padre. Por su parte el hijo, alrededor del inicio de la adolescencia, se aleja de la madre para ser llevado por el padre a la esfera de los hombres y aprender ahí lo necesario para iniciar su nueva familia.

Por eso, el padre ha de ser consciente de la fuerza de su misión, es un camino largo con inicio y sin final. Por ello, la palabra ex no existe en la relación padre – hijos.