Eric Rolf, “La medicina del alma”

La casualidad se define como aquello que sucede sin que conozcamos sus reglas, es decir que ocurre porque si. Estoy de acuerdo con la definición, porque cuando conoces las reglas la casualidad desaparece. Todo ocurre por algún motivo, las casualidades no existen, la vida es una sola y consciente totalidad que está en una constante y creativa comunicación con cada una de sus partes o aspectos. La vida sabe lo que hace y nos lo comunica. Para comunicarse contigo la vida utiliza las experiencias que tienen sentido para ti. Cuando uno quiere saber algo, la vida se lo dice. Esta es la gracia de la vida, que siempre te habla, que siempre te guía. Todas tus experiencias son el idioma que te permite enterarte de cosas nuevas; si quieres mirar dentro de ti mismo o dentro de otra persona, ya tienes el vocabulario.

La vida le habla a cada persona en términos que puede entender. Todas las vivencias, ideas, símbolos, todo lo que para uno tiene sentido, forma parte de su vocabulario. Esta es la forma en que empieza a venir información, y esta información es siempre correcta, siempre acierta, lo que ocurre es que nosotros no siempre sabemos cómo acierta. Si miramos dentro de una persona nos vendrá información, pero no siempre sabremos lo que significa, qué sentido tiene, sin embargo, la otra persona si sabrá interpretarla.
La vida empieza hablándonos de forma cariñosa, en voz baja. A veces hay dificultad de escuchar, a menudo nosotros no oímos, no entendemos, no queremos o no sabemos escuchar, y entonces la vida nos habla un poco más alto. Si seguimos sin enterarnos, la vida nos sigue hablando más alto hasta que nos da un grito y esa experiencia del grito, que provocamos al no ser receptivos es lo que llamamos enfermedad, dolencia o accidente. Es más importante fijarse en el órgano o zona del cuerpo afectada que en la enfermedad en sí. Lo que he descubierto es que la zona donde tienes la dolencia no es ninguna casualidad, que hay un esquema, un código mediante el que tienes la oportunidad de encontrar cuál es la creencia o el hecho concreto de tu vida que ha producido ese problema en tu cuerpo. Si encuentras la clave y no sólo la encuentras sino que la aceptas, la vives de otra manera, superas el juzgar si eso es bueno o malo, te darás cuenta de como este hecho te está apoyando.

Una forma práctica de darle sentido a tu vida es ir descubriendo cómo una a una todas las cosas que te han ocurrido se relacionan inspiradas en un propósito más elevado, dándote cuenta de que tienen sentido, viendo como encajan perfectamente en un contexto más amplio, por ejemplo el contexto de que todo nos apoya es más amplio que la idea de que somos víctimas.