Por Dominga Valdez

A ustedes maestros

Con miradas descubres a cada estudiante
siembran futuro, esperanzas

Largas horas conociendo el interior de cada niño joven y adulto
Maestro, maestra, hombres y mujeres dotados de paciencia, receptividad, humildad, vocación, tolerancia, bondad, amor, solidaridad.
Cuanto admiro su labor hermanos míos

Dotados de amor por la enseñanza
en las aulas dejas tanto de tu vida, tiempo, amor, salud, educación, con el instrumento de la palabra.

En los salones de clases dejan el forro, sus historias a veces sin contar

Admiro su lucha por forjar hombres y mujeres de bien al mundo productivos y a las sociedades

Maestros, segundos padres en el salón de clase, conviven largas horas con sus alumnos brindándoles el pan de la enseñanza y unos brazos fuertes para llorar

Maestros, profesión digna, mal asalariada tantas veces, oficio desprotegido de ataques, abusos, maltratos de parte de estudiantes y los mismos padres

Me quito el sombrero ante ustedes maestros, educadores de corazón, muchos se olvidan de formar hogares y familias, por entregarse a la pedagogía en cuerpo y alma.

Mi abrazo y respeto.