Por Dominga Valdez

La vida es una carrera donde cada participante  debe hacer su tiempo sin estar  distraído en cuán cerca o veloz, van los demás participantes o ese que nos pisa los talones. Asimismo sucede con nuestros planes y proyectos a corto, mediano y largo plazo.

Hay que vivir enfocados y celosos de nuestras metas, no desgastarse en habladurías, boberías ni percatas minutas, que sólo son pajitas en la leche para lograr distraernos y desenfocarnos de eso que realmente perseguimos. Los proyectos requieren tenacidad, seriedad, entrega, pasión, esfuerzos, tiempo, compromiso y amor por lo que hacemos y vamos a realizar. Leo, veo y escucho a tantas gente distraídas con los asuntos del otro, perdiendo un tiempo maravilloso e irrecuperable, desperdiciando  oportunidades, por vivir averiguando qué hacen las demás personas y sufriendo, sí sufriendo cosillas que no merecen ningunas atenciones.

Dejar que todo fluya  en  orden divino, porque somos dueños de los triunfos y los fracasos que nos visiten. Dedicarnos en cuerpo  y alma a eso que anhelamos, ese sueño que ves lejano y quizás está muy cerca y por andar pendientes a cosas ajenas no puedes percibir sus bendiciones. Que el río siga su curso, que llueva y salga el sol, pero no abandonar nuestros sueños, nunca desistir, persistir sin desviarse a espiar como va el sancocho del vecino donde usted no fue invitado. No importa, haga uno y cómaselo sólo, que eso no le robe la paz ni el sueño. Dele importancia a lo suyo, dele calor a sus inventos, ideas, haga de sus metas una realidad, aún cuando nadie creía en sus potenciales. Dedíquese a descubrir para qué asunto eres bueno, todos nacimos con un don, hasta la persona que uno cree no darían para realizar  ningún oficio, llevan dormido un talento.

Cuando entendamos y aprendamos a participar del maratón de la vida, es ahí  donde vemos las debilidades y fortalezas que poseemos. Que se queme el rancho ajeno, atienda el suyo para que no lo consuma el fuego igualmente. Llegarás lejos si corres enfocado solamente en romper tu propia marca, si eres tú única competencia.

Cuando realmente actuamos con el enfoque oportuno en lo que hacemos, los resultados serán los esperados. Que cada cual corra a su paso, yo voy pendiente a mi velocidad. Una  de las cosas que no les permiten a las personas avanzar en sus proyectos,  es estar pendiente de lo que hace o deja de hacer el otro. Hay tantas cosas positivas que podemos hacer por nosotros mismos, porque cada quien es dueño de sus palabras y sus actos. En mi marca y  lista para mi carrera, en esas ando.

Dominga Valdez