Soy la primera sorprendida con este título, pues hemos tenido tan oído lo de la liberación femenina, que hablar de liberación masculina,  de entrada puede llamar a la atención.

Y en realidad es lo que quiero, que nos llame a la atención, pues eso empieza a abrir la conciencia para hacer el cambio de paradigma, comprendiendo que “todo cambia, y si cambiar es de humano, que yo cambie no es extraño” (Mercedes Sosa).

Es el propósito, ir creando las bases del cambio, sin miedo, sin dolor, sin vergüenza, sin temor, con la certeza  de que las cosas serán diferentes.  Y así será cuando podamos ver la liberación de aquellas cosas que nos limitan, nos oprimen e  impiden ser plenamente libres.

¿Quién es un hombre?

Hablar o definir a un  hombre no solo es hablar de testosterona, de fuerza o proveedor, de órganos reproductores o de virilidad.  Es  ir mas allá de lo que la cultura dice, fomenta y sostiene, de que son insensibles, de fuerza bruta, de pocas emociones.

Un hombre es un masculino de la especie humana, con historia, con memoria, con deseos y con limitaciones, es un ser que puede responder y vivir diferente, saliendo de los patrones culturales que han pegado desde sus primeros años de su vida. Es una persona que tiene corazón, que puede reír, llorar, amar.

¿Necesitan ser liberados los hombres?

En realidad, esto es una utopía y  un sueño, sin embargo, las utopías son sueños que mueven hacia la consecución de un logro, las utopías están siempre en el horizonte, son los que ayudan a moverse e ir detrás de lo deseado, ellas nos sirven para continuar la caminata y la búsqueda.

Por esto, la necesidad de libertad es algo que quizás desde fuera se vea diferente, y quien sabe si los hombres nunca  hayan sentido la necesidad de liberarse de patrones ancestrales que le impiden verse como humano, como hombres que ven por encima de esto que no es,  para llegar a aquello que sí es, la plenitud de vida.

¿Cómo es posible que alguien que no sea hombre pueda hablar de esto?  Pues así es, desde mi ser de mujer puedo contactar la necesidad de que los hombres sean liberados, se les quite un peso de encima, se les quite tanto dolor que por siglos han cargado, tanta vergüenza y mitos que  han sido obligados a vivir sin corazón, sin emociones, sin expresión, y aparentemente  sin necesidad de  amor; por ello, de todo esto necesitan ser liberados.

Los hombres necesitan ser liberados de los mitos, creencias y estructuras que le mantienen pegados a posturas inhumanas, estas creencias le convierten en seres desalmados, vacíos, seres sin capacidad de decidir y discernir.

Es muy importante que los hombres, por fin sean liberados del pensamiento de que son tentados por las mujeres, como si no tuvieran  la capacidad de tomar decisiones y decir sí o no.

Los hombres necesitan retomar la dimensión humana y desde ahí poder sentir, pensar  y tomar decisiones libres de prejuicios.

¿A quién beneficia la liberación de los hombres?
Esta liberación beneficia a la humanidad completa, empezando por los propios hombres. Cuando esto suceda, entonces tendremos hombres sensibles, sencillos, sanos, renovados y humanos. Esta libertad se va convirtiendo en un legado de salud integral para las siguientes generaciones.

La liberación masculina es la liberación de la humanidad misma. Es una oportunidad de gestionar nuevas maneras de relacionarnos, de hacer el cambio de paradigmas, de darnos la palabra con la valoración que cada ser humano tiene.  Por eso, la liberación de los hombres, no es solo la liberación de ellos, es también la nuestra, si un hombre es libre de las cadenas ancestrales, todos los demás seres estamos en vía de libertad.

Algunos beneficios de la libertad masculina:

  • Superar los mitos y creencias de que ser hombre es ser un semi dios
  • Salir de las creencias ancestrales que les mantienen esclavos de su propia fuerza
  • Sanar las heridas de la rivalidad y abrir el corazón para unir sentir y razón
  • Tener el permiso de decir cuando es sí, y no cuando es no
  • Mostrar la sensibilidad o humanidad que poseen