El 22 de septiembre inició el equinoccio de otoño para el hemisferio norte y el equinoccio de primavera para el hemisferio sur. Ambas estaciones nos mueven a la novedad, al cambio y a la preparación para algo nuevo.

Hoy día, nos centramos en el otoño, pues desde este lado del mundo estamos en el hemisferio norte. Y al tomar conciencia del proceso que trae consigo una estación, nos abrimos a mirar desde dentro lo que puede significar para nuestro proceso de crecimiento interior este tiempo.

Las estaciones del año, de alguna manera son vinculadas con las estaciones o etapas de la vida, lo diferente es que cada año podemos hacer el recorrido de las cuatro estaciones y su paso por nosotros, afuera y adentro.

La estación del otoño cómo impacta la vida

El otoño como estación tiene unas características importantes no sólo para la naturaleza, sino también para la persona misma. En el otoño se generan cambios, las hojas caen, aparece el gris en el color del árbol, el amarillo en las hojas al caer, en fin, existe una transformación.

Se ve muy claro que la naturaleza aprovecha el otoño para dar el paso al siguiente nivel, y eso le permite poder seguir firme y fortalecida.

De igual modo, en nuestro interior pasan cosas, y podemos aprovechar el otoño para hacer esos cambios que nos permiten prepararnos para la siguiente etapa de la vida, o para empezar a soltar aquello que se necita cambiar.

Es ahí el impacto que puede ir generando el otoño, el prepararnos para dar pasos a otros niveles, para soltar aquello que ya maduró o que aun sin madurar ya cumplió su propósito en nosotros.

¿Qué soltar en el otoño?

Podemos aprovechar este tiempo para hacer esos cambios que hace tiempo queremos hacer, tomar la conciencia de que este el momento oportuno para hacer esos avances, para cerrar esos ciclos, para soltar esas “hojas” que necesitan caer, es un momento para barrer desde dentro hacia afuera, e incluso desde fuera hacia dentro, y así preparar  la siguiente estación.

También se puede soltar en el otoño esas cosas a las que hemos creado lealtades invisibles, situaciones heredadas, cargas transgeneracionales, repeticiones que surgen en el árbol familiar y que se instalan en nuestra conducta cotidiana, podemos soltar también esas realidades que nos sabotean y que nos hacen entrar en zona de confort.

Soltar para tomar

Hoy día se repite mucho la expresión de que hay que soltar y hay que soltar, sin embargo, si no aprendemos a soltar nos quedamos apegados a las cosas que ya no tienen sentido en nuestro ser; no obstante, a la hora de soltar es muy importante darnos cuenta de que en el universo no hay espacios vacíos, y si un espacio queda vacío porque soltamos o sacamos lo que estaba allí, entonces es necesario buscar algo para colocar en ese lugar.

Esto en todos los sentidos, por tanto, vale también para el nivel emocional, al sacar algo de mi ser, al cerrar un ciclo, al buscar una nueva vía para hacer cosas, es muy favorable tener   nuevas opciones con las que voy empezar una nueva vida.

Cerrar ciclos para qué

El otoño me lleva a cerrar ciclos para abrir mi ser a lo nuevo, para emprender nuevas dinámicas, luego de haber soltado lo que había que soltar, por tanto, al cerrar el ciclo puedo sentir lo refrescante de nuevos aires, nuevas cosas.

Cierro ciclos para emprender el viaje ligero de equipaje, renovada/o, libre y fortalecida/o.  Aprovechamos este tiempo para mirar mar adentro y al sentir la invitación hacer la revisión, buscar los recursos para implementar esta tarea y animadas y animados emprender el vuelo.

Luego de caer las hojas del otoño, se prepara el árbol para echar nuevos brotes, de igual modo, nosotros/ nosotras, luego de soltar lo que merece ser soltado, estamos listos/listas para tomar esos nuevos retoños que van germinando en nuestro ser y hacer con ello aquello que mejor soñamos y deseamos.